‘Triviño’, retrato de un ‘pelao’ emprendedor con una startup que gana fuerza

Nació en una familia humilde y tuvo que trabajar mientras se formaba como administrador de empresas.

Juan Pablo Triviño nació hace 33 años en una familia humilde y no tuvo figura paterna. Desde muy pequeño, fue perspicaz y entendió que el mundo está lleno de obstáculos y de oportunidades. 

Siempre tuvo la convicción de que no hay un destino asignado para un hombre y es el mismo hombre quien labra su destino. Esa tenacidad fue la que le convirtió en un emprendedor que actualmente hace parte del ecosistema tecnológico de Antioquia, y es el gestor de Renttu, una startup con buena proyección. 

¿Cómo un chico oriundo de Carolina del Príncipe, sin padrinos fuertes, logra algo así? Sencillo, las desventajas sociales con las que llegó a este mundo nunca fueron un impedimento, sino un motor. Cuando terminó la secundaria no podía costear una carrera y tuvo que trabajar en varios oficios en los que no se sentía pleno, aunque siempre los vio como los escalones previos a la meta. 

En su tercer trabajo descubrió que le atraía el mundo publicitario y durante los dos años que laboró con esa empresa acumuló todo el conocimiento que pudo. Luego, se desempeñó como un trabajador por cuenta propia y ofrecía servicios de mensajería comercial. Paralelamente, ingresó al Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) y se hizo tecnólogo en administración de empresas. 

Fue un estudiante destacado y realizó sus prácticas profesionales en Bancolombia, en donde le ofrecieron quedarse definitivamente, pero él ya había decidido que quería emprender y declinó una oferta que hubiera bastado para convencer a cualquier recién egresado. 

Lo cierto fue que abrió su empresa y, casualmente, coincidió con una época electoral. Tuvo un socio que conocía bien la legislación para el uso de espacio público con fines publicitarios y así inició su vida de emprendedor: sin clientes, sin un gran músculo financiero, pero con la experiencia y la sagacidad de un cazador. 

“El primer aprendizaje es que emprender es muy interesante, pero hay que hacerlo bien, hay que hacerlo sin desesperarse”

Juan Pablo Triviño 

Pronto, se dio cuenta de que en el sector publicitario ya no había mucho terreno para expandirse y el mercado cada vez estaba más y más saturado de empresas enfocadas en el mismo servicio. En plena pandemia, en 2020, aprovechó el tiempo para complementar su formación, mientras comenzaba a perfeccionar su próxima idea ganadora. 

Comprendió que las empresas de base tecnológica son el presente y el futuro, pero aún faltaba la creación, una solución que en verdad pudiese ser de utilidad para el mundo. Por casualidad, un amigo le manifestó que tenía urgencia de alquilar su vehículo y sacarle ganancias del alguna forma. Ahí se le encendió el bombillo y pensó en una plataforma que les permitiera a las personas monetizar esos objetos que se empolvan y se deprecian sin uso en casa. 

No necesitó ser un desarrollador de software para darle vida a la infraestructura tecnológica y, al estilo de Henry Ford, reconoció que él no lo sabía todo, pero podría encontrar a las personas para complementarlo a él. Por eso, trabaja en llave con Augusto Moreno y Juan Diego García. 

Como bien la historia lo ha demostrado, para Juan Pablo Triviño las épocas de crisis son sinónimo de oportunidades. En medio de la urgencia financiera que dejó la pandemia para muchos, él lanzó hace un año a Renttu, la plataforma que permite ofrecer y tomar en alquiler cualquier objeto, desde un martillo hasta un Ferrari; comprar cosas nuevas y de segunda; y obtener recursos casi de manera instantánea dejando una pertenencia como prenda de garantía. 

Él sabe bien que todos los días se crea una empresa de base tecnológica, pero no todas sobreviven. En su caso, comprendió que no hay que apresurarse y es necesario validar cada idea antes de invertir y desarrollarla, estar rodeado de personas con conocimientos complementarios es vital y no hay que dejar de educarse todos los días. 

Con Renttu ha logrado más de 2.000 rentas exitosas y está en pleno proceso de expansión. Por experiencia, es de los que creen que ese crecimiento debe ser orgánico, de tal manera que la compañía sea autosostenible y pueda sobrevivir a cualquier sequía financiera. 

No es desarrollador, pero descubrió el valor que tienen estos profesionales para el desarrollo de la industria tecnológica y cree que Colombia puede convertirse en un exportador de conocimiento. 

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