Desde principios de los años 60 del siglo pasado, la Facultad de Minas fue pionera en la enseñanza de cómo usar los primeros computadores que llegaron a la región. Darío Valencia Restrepo, ex rector de la Universidad Nacional, vivió como joven profesor esos momentos de asombro y de su puño y letra nos cuenta la historia.

La facultad de dominar la computación. Una institución pionera en el desarrollo digital de la región

Durante la agitada década de los años sesenta, considerada por el destacado intelectual Jorge Alberto Naranjo como una época dorada para la Facultad de Minas, de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, ocurrieron unos hechos que narrados en forma sucinta ponen de presente la admirable labor pionera de dicha institución al incursionar en el mundo digital de la computación.

El ilustrado decano de aquellos años era Peter Santamaría, buen conocedor de lo que significaba el surgimiento de los primeros computadores en el mundo y en el sector empresarial de Colombia, gracias a contactos internacionales como el que sostenía con destacados profesores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Decidió entonces que era urgente que la Facultad de Minas incursionara prontamente en la novedosa tecnología que empezaba a afirmarse en el ámbito internacional.

En primer lugar, se invitó al profesor Kevin Jones, de la Universidad de Kansas, para que dictara un curso sobre el empleo de los computadores tanto para la investigación como para la moderna administración. Al mismo tiempo se logró la vinculación del profesor Darío Escobar, proveniente de la industria del petróleo y especializado en Estado Unidos en la naciente ciencia de la computación. Se beneficiaron de aquel curso, tan significativo para el eventual progreso de la ciudad al respecto, unos 60 estudiantes, entre ellos profesores de la Facultad de Minas y miembros de un centro universitario de computación que desde 1962 proyectaba con gran visión el decano Santamaría. A la postre, esta entidad contaría con la participación de la Facultad de Minas, la Universidad de Antioquia, la Escuela de Administración y Finanzas (EAFIT), la Universidad Pontificia Bolivariana y el Hospital San Vicente de Paúl. En efecto, dicho centro interuniversitario se oficializó en marzo de 1963 y quedó bajo la experta dirección de los mencionados Darío Escobar y Kevin Jones.

El primer computador

En septiembre de 1962 los socios del proyectado centro interuniversitario adquirieron un computador IBM 650 proveniente de Coltejer, empresa que lo cedió en arriendo a un precio especial. Quedó instalado en septiembre de 1963 en el edificio de hidráulica de la Facultad de Minas, lo cual requirió un amplio espacio acondicionado para el efecto. Cualquier teléfono celular de nuestro tiempo supera ampliamente en capacidad y velocidad a aquel vetusto equipo, pero con este último muchos agradecieron el haber dado en firme los primeros pasos de aprendizaje y práctica.

Los usuarios del equipo debían preparar su programa de computación en el famoso lenguaje científico FORTRAN (en inglés, FORmula TRANslating) mediante tarjetas perforadas por máquinas, luego entregadas para su procesamiento, cuyos resultados solo se conocerían al día siguiente. Como la máquina no reconocía dicho lenguaje era necesario un proceso, denominado compilación, que convertía el lenguaje científico en el llamado lenguaje de máquina que sí sería reconocido por el computador.

El intenso empleo del primer computador de la universidad colombiana

Teniendo en mente que el IBM 650 se emplearía para docencia, investigación y administración, se inició prontamente la capacitación de los usuarios, al punto de que después de cinco semestres se había impartido 21 cursos con la asistencia de 45 profesores y 550 estudiantes, entre los cuales se encontraba un buen número de profesionales de la ingeniería egresados de la Facultad de Minas. Un contingente que con seguridad tuvo influencia en el desarrollo digital de la ciudad.

Un curso formal de computadores se incorporó como obligatorio para todos los estudiantes en el séptimo semestre de los planes de estudio de la Facultad de Minas, cuyos primeros profesores fueron Darío Escobar, Diógenes Torres y Darío Valencia Restrepo. Se esperaba que los estudiantes emplearan el computador, en especial con base en métodos numéricos impartidos en la asignatura Matemáticas aplicadas, a temas de la ingeniería de sus últimos semestres. Con ayuda profesoral aparecieron entonces programas para solucionar problemas complejos o de laborioso cálculo tradicional, en campos como estructuras, hidráulica, mecánica de suelos e ingeniería de yacimientos. Las prácticas se realizaron primero en el IBM 650, luego en un IBM 1130 instalado en 1969 y finalmente en un NCR-315, cuya adquisición de este último dio origen a un sonado caso, pero eso es otra historia.

Bajo la experta dirección de Darío Escobar se inició en aquellos años una aplicación administrativa de gran calado: se sistematizó la matrícula de los estudiantes, para lo cual  ellos tenían como base la distribución de cursos y salones obtenida en forma eficiente mediante un programa (hoy llamado software) corrido  en el computador. Es bien posible que fuera la primera universidad del país en emplear esta avanzada aplicación, extendida luego a todas las facultades de la sede Medellín de la Universidad Nacional. Otras aplicaciones incluyeron la liquidación de la nómina, el análisis estadístico del resultado de los exámenes de admisión en la Universidad de Antioquia, la liquidación de los derechos de matrícula de todos los estudiantes de la Universidad Nacional y la tabulación de las estadísticas mensuales del Hospital Universitario San Vicente de Paul.

Para terminar, vale la pena mencionar un curso de programación comercial que se dictó cinco veces a un total de 25 profesores y 130 estudiantes, el cual contó con la cooperación de IBM y NCR, entidades que colaboraron proporcionando el material de enseñanza y facilitando el personal técnico conocedor de cada aplicación. Se empleó el lenguaje denominado COBOL, un acrónimo del inglés cuya traducción es Lenguaje orientado a los negocios comunes.

Datos anteriores fueron tomados del libro Origen, desarrollo y realizaciones de la Escuela de Minas de Medellín (1994), de Peter Santamaría, así como de recuerdos personales del autor del presente artículo.

Leer más desde: